Carta a todos aquellos que dicen cosas como "de ilusiones no se vive" o "dentro de unos años se te habrá quitado la tontería." Vengo a deciros que, sinceramente, os vayáis un poquito a la mierda. ¿Qué pasa? ¿Os sorprende que sea tan mal educada? Pues lo siento, es lo que hay cuando pierdo la paciencia.
Y os aseguro que ya he aguantado bastante. Llevo años quedándome callada cada vez que oigo una de esas gilipolleces, fingiendo que escuchaba vuestros absurdos consejos y hasta planteándome si tendríais razón, si la vida sería tan insulsa como vosotros me la pintabais. Hasta que me di cuenta de que la culpa no era mía por soñar, si no vuestra por ejercer una libertad que no os pertenece, por atreveros a decirle a los demás que no lo intenten.
Siento mucho si infravalorasteis vuestros sueños en cuanto os empezaron a poner a prueba e, intuyo, que la resignación debe de ser un lastre difícil de llevar pero, ¿podríais cargar con él con la boca cerrada? Ahorraos vuestros sermones conmigo porque, como dijo Cabral, no voy a cambiar el sueño de mi vida por el pan de cada día. Que os aproveche vuestro colchón de frustrada comodidad, que yo prefiero tirarme a la piscina y disfrutar de la caída.
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