martes, 22 de diciembre de 2015

La historia de él.

   Observar se le daba bien, y cuando digo observar me refiero a ver más allá de las cosas. Deducir sentimientos a partir de sonrisas contenidas. Lo que le costaba horrores era que le importase, entender el valor real de un 'no me dejes' o el peso exacto de un 'te quiero'. Hasta ahora, esto no le había supuesto ningún problema pero últimamente añoraba lo que nunca había tenido.


   Daba por hecho que las injusticias existían y ya no le perturbaban lo más mínimo. Había crecido rodeado de más dolor que alegría y las decepciones le habían asignado otra visión de la vida, más oscura y solitaria, sí, pero la única que conocía. Sus ganas de escapar de todo aquello le habían hecho diferente, y lo diferente no es ni agradable ni atrayente.


   No es que se hubiera acostumbrado a estar solo es que lo necesitaba muy a menudo. Su pasado le había ayudado a construir los muros que ahora le separaban del mundo. Los problemas de los demás le eran ajenos y había perdido la posibilidad de emocionarse con un abrazo. Quería abrir una puerta en la barrera que cercaba su universo, pero no sabía cómo.

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domingo, 13 de diciembre de 2015

Micro-historias.

  Ellos, los que ríen mientras corren y se miran cómplices. Quieren hacer una locura, construir un recuerdo al que puedan volver cuando ya no estén juntos, algo que merezca la pena revivir cuando ella se haya casado con otro y él le haya regalado su sonrisa a otra. No existe nadie más, están solos, si guardan este secreto nadie más sabrá que saltaron la valla que les separaba de tener un día memorable.


  Un chico dormido en el vagón de un tren. El traqueteo y el cansancio acumulado han vencido a sus ganas de ver el paisaje. Él nunca recordará haber pasado por esas montañas o haber dejado atrás esa carretera. Pero la chica del asiento de enfrente sonreirá cada vez que se acuerde de aquel chico que se quedó dormido en el vagón del tren y que la distrajo tanto que no vio pasar esas montañas ni dejar atrás aquella carretera.


  Otro chico en una bañera ha preferido sostener el cigarrillo a coger la pistola. Fumar le ayuda a ordenar sus pensamientos, el humo le ayuda a esconder sus ganas de mandarlo todo a la mierda. Solo él recordará haber estado a punto de darle la espalda a la vida, pero el mundo podrá leer el dolor de su mirada.

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lunes, 7 de diciembre de 2015

En algún lugar

  Perdona, ¿conoces algún lugar desde el que pueda ver las luces de la ciudad? Ya sabes, me refiero a esa colina a las afueras de esta ciudad. Es que tengo ganas de escapar pero me da miedo alejarme demasiado. Necesito tener una excusa para coger el coche y conducir, subir la ladera y que el corazón se me acelere. Llegar exhausto a la cima y coger aire.


  Quiero mirar alrededor y que no haya nadie, que la humanidad me de un respiro y me deje solo conmigo mismo; tengo cosas importantes que decirme. Me gustaría que hiciese frío, para que al resguardarme en mi bufanda la sensación de soledad aumentase. Quiero gritar a los cuatro vientos que la vida ha rebosado el vaso de mi paciencia, pero que vengo aquí a vaciarlo.


  Invito al aire frío a que se cuele en mi cabeza y congele las ganas de mandarlo todo a la mierda. Le reto a que me convenza de que lo bueno está por llegar, que en mi futuro hay tantas luces como farolas en la ciudad. No debería de costarle demasiado, estoy dispuesto a cooperar. Al fin y al cabo, son mis ganas de ser feliz las que me impiden conformarme.


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