viernes, 29 de mayo de 2015

Esa estúpida manía.

  Tardamos poco en darnos cuenta de que la vida no se compone de un solo camino, que las bifurcaciones existen y que estas nos obligan a tomar decisiones. Y entonces, todo se complica por nuestra estúpida manía de no querer equivocarnos, de acertar a la primera. ¿Pero cómo puedes decidir por dónde tirar si no sabes a dónde te llevará cada camino? 


  La seguridad en la vida no existe y además, sería aburrida. Es el riesgo el que le añade ese pizca de sal a nuestra rutina. Alguien debió de darse cuenta de esto hace mucho tiempo porque todos sabemos que "quien no arriesga no gana". Sin embargo, parece que cuando nos decidimos liarnos la manta a la cabeza y perseguir nuestras pequeñas o grandes locuras, la reacción inmediata que provocamos a nuestro alrededor son caras preocupadas diciéndonos: ¿y si te sale mal

  ¿Pues sabéis lo que os digo? Que por mí se pueden ir al carajo todos los "y sis" porque no quiero en mi vida ningún "qué hubiera pasado si". Si me sale mal al menos habré tenido los ovarios para tirarme de cabeza sin llenar de agua la piscina, y esa fortaleza me ayudará a plantarle cara a todo aquel que se atreva a decirme que me equivoqué. Y les diré a los que piensen que he fracasado que disfruten de la vida desde el fondo de la piscina, pero que yo ya subí una vez a la superficie y que no me asusta volver a hundirme. Que coger carrerilla y saltar sin saber si flotarás da miedo, pero que para mí es mejor arriesgarse y equivocarse que encadenarse a una seguridad que no te hará feliz.



"What if I fall?"
Oh, but my darling, what if you fly?.

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viernes, 15 de mayo de 2015

Cuéntame un cuento.


  Uno de esos que me llenen de hadas y castillos la cabeza. Un cuento en el que tanto el príncipe como la princesa sean los héroes porque, al fin y al cabo, nuestra historia es cosa de dos. Llega a casa, deja el abrigo encima de la silla del comedor y dime: "Cariño, por ti acudiría al baile." Grita a los cuatro vientos que vas a convertir el "había una vez" en un "aquí y ahora" y que no vas a esperar a que venga ninguna bruja malvada para demostrarme cuanto me quieres.


   Cuéntame un cuento donde la magia esté en cada pagina pero, sobre todo, que estallen fuegos artificiales cuando el príncipe bese a la princesa. Luego, susúrrame mientras me acaricias el pelo que el amor de los protagonistas fue suficiente para comer perdices y que domesticar al dragón no fue tan difícil. Admite con una sonrisa que no tienes una brillante armadura colgada en el armario, pero hazme creer que recorrerías medio mundo para salvarme.


  Dime mientras me abrazas por la espalda que en este cuento no hay amores a primera vista pero si de esos que duran toda la vida.
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domingo, 10 de mayo de 2015

¿Y si paramos el tiempo?

  Llenamos nuestra vidas de relojes con la absurda esperanza de controlar el tiempo,  de impedir que se nos escapen los segundos de entre los dedos. El incesante movimiento de las agujas nos recuerda que no somos eternos, que todo esto tiene fecha de caducidad, y que más vale que corramos antes de que sea demasiado tarde. 
  La posibilidad de perder el tiempo nos aterra, así que preferimos vivir experiencias que no nos corresponden con tal de mantenernos ocupados. Pero la vida no debería "ocuparse" con vivencias, más bien llenarse de momentos que nos hagan creer que somos infinitos.


  Así que os propongo lo siguiente: ¿qué tal si paramos el tiempo?  
  Para poder alargar todas esas conversaciones nocturnas sin tener que preocuparnos por el madrugón del día siguiente. Para viajar a todos los sitios a los que planeamos ir cuando encontremos "algo de tiempo libre". Para poder caminar pasito a pasito y hacer caso al que dijo que las prisas no son buenas.


  Puede que así nos diéramos cuenta de que los mejores momentos son aquellos en los que no te acuerdas de mirar el reloj. Y es que la calidad del tiempo no se mide en minutos ocupados, sino en respiraciones profundas. Esas con las que te llenas de aire los pulmones y te resistes a dejarlo escapar porque, por un segundo, parece que alguien haya detenido el mundo para que tú puedas contemplar lo que el maldito tiempo no nos deja apreciar.

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  Inspiración en "Las ventajas de ser un marginado"