sábado, 8 de agosto de 2015

Hagamos lo imposible.

  Gafas de sol en la cabeza a modo de diadema, ya no hay sol del que protegerse. Los faros de los coches y las farolas son los únicos brillos que iluminan la ciudad. Te cruzas con caras cansadas, con risas despreocupadas relajándose después de un día de trabajo. Todo se ralentiza, la vitalidad de la mañana la agotasteis hace horas.


  Llegas a casa para comenzar otra rutina, la de irse a la cama. Bajas las persianas y enciendes la tele ¿qué echaban hoy?. Con el ruido de los anuncios de fondo haces la cena, lavas los platos y te lavas los dientes. Hora de ponerse el uniforme de dormir, el pijama: esa camiseta vieja y esos pantalones que te quedan tres tallas grandes pero, ¿qué importa? nadie va a verte, es de noche. Se te abre la boca y se te cierran los ojos. Miras el reloj y, un día más, te quejas mientras arrastras los pies hasta la cama: "otra vez se me ha hecho, mañana tendré sueño". Te quitas las zapatillas, deshaces la cama y te acurrucas entre las sabanas. A la luz de la lamparita miras el móvil y les deseas 'Buenas noches' a las últimas personas con las que has hablado. Dejas el móvil cargando y apagas la luz. Cierras los ojos y te recolocas en la cama, buscando esa postura perfecta que te lleve al mundo de los sueños: la mano debajo de la almohada, el pie derecho en el único rincón frío que queda en la cama y la pierna izquierda por encima de las sábanas. Dejas a tu inconsciente hacer lo imposible, dejas que él lo imagine por ti para luego hacerlo tú realidad.


  Creer que puedes hacer lo que sea, que aún queda algo de magia en ti y que soñar no se acaba cuando el sol entra por los huecos de la persiana.  Es lo que Disney me trasmite, y doy gracias al cielo por no ser nunca demasiado mayor para dejar de sentirlo.
  Cada vez que veo una de las películas de esta famosa factoría, las emociones campan a sus anchas durante la hora y media que estoy sentada en la butaca del cine o en el sofá comiendo palomitas. Y, precisamente, de emociones va la cosa en la última película de Disney y Pixar: Del Revés (Inside Out). Donde los diminutos personajes nos enseñan que al hacernos mayores corremos el riesgo de decir 'adiós' a nuestro yo pequeño, pero que la vida se trata de evolucionar, de adquirir nuevos sueños y de sentirse vivo. Aunque, si dejas que tu mini-yo se instale en un trocito de ti donde lo protejas con castillos, princesas y polvo de hadas, habrás conseguido retener al niño que no cree en lo imposible. Porque,¿quién dijo que no se puede llegar a la luna en carretilla?


  Y hablando de conservar al niño pequeño que todos llevamos dentro, os dejo un vídeo de dos grandes youtbers de habla inglesa (lo siento por aquellos que no sepáis inglés) con el que me he reído mucho cuando lo vi esta semana. En él, Tayler Oakley y Zoella tratan de adivinar el título y a qué película pertenece la canción Disney que suene.

How do you love Zac Efron...then? 
jajajajaja
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